martes, 3 de diciembre de 2013

¡Un gran fin de semana desastroso! (O un desastre de fin de semana grandioso)

Buenas!

Lucky al aparato!
El fin de semana ha sido intenso, movidito, empezó mal, pero ha acabado muy bien, no hicimos lo planeado y no planeamos lo que hicimos, pero estamos contentos con el resultado, ¡y eso es lo que cuenta!

Todo comenzó con unos planes, unos planes de fin de semana estupendos que se fueron al garete...
La idea inicial era ir el viernes a caminar por el monte (un hiking que lo llaman aquí) y volver para cenar con unos amigos, el sábado ir a caminar y a unas termas y viajar por la tarde a la costa este para, el domingo, coger un Ferry a Isla Tortuga (una isla pequeña y protegida a la que te llevan y si hay suerte ves delfines y un montón de bichejos más).
El viernes hicimos lo planeado, fuimos en metro hasta el sur de Taipei y allí seguimos una ruta montaña arriba, os lo resumo en fotos, que si no escribo demasiado:

Una calle habitual de Taipei, así es el aspecto general, carteles y cables.
El mapa de la zona que intentamos recorrer, nos perdimos, para no variar, ¡pero algunos de los templos sí los vimos!
El paseo comienza siempre con escaleras montaña arriba.
Cómo no....
Pequeños gimnasios austeros que te encuentras diseminados por todas las montañas que rodean Taipei, es como el octavo que vemos en dos salidas a la montaña.


Es peculiar, que cuando llevas dos kilómetros montaña arriba por senderillos y escaleras apenas empedrados y poco transitables te encuentras de pronto zonas amplias, empedradas, con bancos, techos, señoras charlando y abuelillos chinos jugando a las damas, igual que nuestros parques de Madrid, pero a 2km del pueblo más cercano, cuesta arriba.
¿Quién habrá cargado con todo ésto montaña arriba por las escaleras?

 

A menudo te encuentras esculturas y altares casi devorados por la selva.


Uno de los templos que vimos, la entrada.




El Templo.

Pero durante la cena nos dijeron que el plan del sábado se había malogrado (y menos mal), así que al llegar a casa Kike entró en internet a mirar un plan para ir a las termas por nuestra cuenta y descubrió que nuestro Ferry salía el sábado a las 8.45 de la mañana de la costa (en vez de el domingo como pensábamos). Así que nos pegamos el madrugón -6am- y (creo que éste es el tercer desastre ya) perdimos el autobús... El problema fué principalmente que las páginas web en chino no soportan traductores (al estar hechas de imágenes) y que una amiga de Kike de aquí entendió mal de qué estación salía el bus. Así que fuimos a una, nos dijeron que era en otra, fuimos a la otra corriendo y al llegar nos mandaron a una tercera (así que perdimos el bus).
Medio dormidos y cansados decidimos intentar coger en ferry del domingo e irnos a unas termas, pero camino de la residencia de Kike a por el bañador descubrimos que las llaves estaban en el apartamento (desastre 4, a estas alturas ya hartos...). Así que volvimos al apartamento y decidimos que dormíamos un rato y nos íbamos a la costa a dormir allí y coger el ferry al día siguiente.

Reservamos un albergue de surfistas por internet, cogimos el tren y llegamos a un pueblecito precioso al borde del mar, lleno de abuelillos chinos y surfistas, perros vagabundos y cangrejos, unos cuantos turistas y mucha arena de playa.
El albergue me encantó, uno de esos sitios que te sientes cómodo nada más llegar, gente muy amable, el sitio limpio, colorido y bonito, muy surfista todo.
Vuelvo a recurrir a las fotografías:



Las vistas desde el albergue, huertos y surfistas.




El perrillo del albergue










De nuestro último desastre, el ferry que nunca cogimos y el cachorrillo que perdimos, siento que no haya fotos...

La amiga de Kike nos había dicho que creía que salía un ferry el domingo (aunque en internet ponía que era solo hasta Noviembre, y el domingo ya era día 1), así que nos levantamos temprano y nos hicimos caminando la distancia entre el albergue y el puerto (media horilla). De camino, uno de tantos perros vagabundos que se tumbaban al sol en el paseo marítimo e ignoraban, gruñían o saludaban a los paseantes según su estado anímico, decidió seguirnos, era una perra con un cachorrillo pegado que nos acompañó hasta el puerto
Al llegar al puerto empezamos a recorrerlo buscando el ferry, para entonces ya habíamos cruzado un par de carreteras pendientes de los perrillos, acariciado a ambos (error!) e íbamos vigilando que no se enredasen en redes de pesca o acabasen en el agua. Así que no sabemos muy bien cómo desapareció el chiquitajo, la madre seguía con nosotros tranquilamente cuando descubrimos que el pequeño no estaba detrás nuestro, así que, teniendo aún media hora antes de que saliera el ferry, nos recorrimos el puerto entero, mirando en el agua, los barcos, las redes, los puestos, y en todos los lugares donde se nos ocurrió... Nada.
Así que, sintiéndonos culpables por haber llevado a los dos perrillos al puerto, y sin saber qué hacer con la madre nos fuimos a buscar el ferry. Allí nos confirmaron que el último había sido el ferry que perdimos el sábado... Nos dimos media vuelta y volvimos hacia el albergue, con la perrilla detrás tan tranquila, sin el cachorro y sin saber muy bien qué hacer con ella, barajando llevarla hasta el albergue (allí alimentan a un par de perrillos que tienen) o asustarla para que dejase de venir con nosotros.
Y... ¡sorpresa! en el camino de vuelta nos encontramos con el cachorrillo, que había vuelto solo, así que asustamos a la perrilla para que se quedasen allí los dos y nos volvimos al albergue a hacer surf.

Kike ya había hecho un día de surf con unos amigos hace un mes así que me enseñó las nociones básicas y nos metimos al mar a darnos planchazos y tragar agua, al final logramos levantarnos en unas cuantas olas y caernos en muchísimas más, disfrutamos de un ambiente mitad surfista mitad de pueblecito chino y comimos muy bien de lo que nos prepararon en el albergue.



Amanecer en el albergue


Ole!!
La foto de despedida que nos hicieron los del albergue y hemos rescatado del facebook.

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